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Artículos de opinión

Muchas luces, poca iluminación

El Ayuntamiento de Pamplona quiere tener las calles llenas de personas sucias, desnutridas, enfermas y atenazadas por el frío

6/01/2025

El Ayuntamiento de Pamplona quiere tener las calles llenas de personas sucias, desnutridas, enfermas y atenazadas por el frío, eso sí iluminadas con luces LED de colores y música navideña. La acogida en nuestra ciudad a personas sin hogar se regía, hasta este invierno, por el Protocolo contra el Frío, de la Ordenanza Municipal de Alta Exclusión (2012) , que indica que “se activa siempre que la temperatura sea de 3 grados centígrados o menor, así como con circunstancias climatológicas especialmente desfavorables como lluvia intensa, nieve, u otras circunstancias naturales graves que lo hagan necesario. (…) Es una emergencia humanitaria por la que se pretende que ninguna persona tenga que dormir en la calle cuando hace frío extremo.” Marcaba unos mínimos de humanidad y se definía como emergencia humanitaria.

El concejal delegado de Acción Social del Consistorio pamplonés, Txema Mauleón, afirmó que “este año, en el marco de la ola de frío, hemos aprobado una cuestión novedosa que es un protocolo de actuación para situaciones de emergencia”. Se trata del Protocolo de Actuación para la Atención a las Personas Sin Hogar en Situaciones de Emergencia Humanitaria, y se activa con la previsión de bajas temperaturas, con mínimas por debajo de 1º y máximas diarias por debajo de 5º. Por tanto, con esta “cuestión novedosa”, lo único que se logra es restringir más la acogida y que decenas de personas sean expulsadas de los albergues y duerman en la calle a bajo cero, porque por el día estamos a 6ºC, como sucedió el jueves pasado, cuando casi un centenar de personas fueron expulsadas del albergue tras 4 escasos días de acogida. En realidad, suelen ser escasísimos los días en que confluyen ambas circunstancias durante el invierno, pues los días anticiclónicos suelen traer fuertes heladas por la noche y sol por el día, que sube algo las temperaturas.

El Consistorio, por añadidura pone todo tipo de impedimentos para empadronar a estas personas, cuando el padrón es un mero trámite burocrático que lo único que certifica es que tal persona reside en la ciudad, sea en una vivienda, hacinado en una habitación o incluso debajo de un puente. El problema es que, si no tienes padrón, los servicios sociales no te reciben, ni siquiera en la Oficina de Alta Exclusión. No se les da un pase para las duchas públicas, ni entran en lista de espera para el comedor social, ni tarjeta sanitaria, ni nada de nada. No existen y, así, los tenemos sucios, sin comer, enfermos y ateridos por el frío y la humedad invernal.

Quizás quieren que se vayan ¿a dónde? Llevamos siglos explotando las riquezas naturales de sus países, no olvidemos que Europa es muy pobre en recursos. Petróleo, gas, diamantes, minerales para nuestros productos de eficiencia energética y alta tecnología (coltán, tántalo, litio, níquel, aluminio, fosfatos…); café, cacao y productos agrícolas, de los que gran parte son para engordar a nuestro ganado con nuestra dieta insostenible, pesca, maderas tropicales, turismo low cost, etc, etc. Tenemos las aduanas abiertas para sacar sus recursos por poco dinero y, cuando son las personas las que quieren venir, cubrimos de alambradas las fronteras, para que mueran en el mar en rutas cada vez más peligrosas; y, cuando algunas alcanzan por fin nuestro territorio, les ponemos todas las trabas posibles.

Pues bien, este es el mundo que hemos creado, un daño estructural por el que tenemos una deuda histórica y toca rendir cuentas, no vale decir que no hay recursos suficientes. Los recursos se redistribuyen y la responsabilidad es general, tanto de Ayuntamientos como del Gobierno de Navarra, que financiamos con nuestros impuestos. Pensar globalmente y actuar localmente. No existe un efecto llamada, existe un efecto expulsión de sus territorios que hemos provocado por este sistema tan “perfecto” llamado capitalismo, que busca el máximo beneficio sin tener en cuenta las víctimas humanas y la destrucción de la naturaleza que queda en el camino.

Por nuestra parte el Ayuntamiento puede apagar la parte proporcional de bombillas de Navidad que nos corresponde (439.882€ dedicados este año) y destinarla a techo y comida para todas estas personas que están en la calle, y dar un paso hacia la corresponsabilidad y la justicia social.

Ayuntamientos y Gobierno de Navarra, deben aunar fuerzas para que nadie duerma en la calle en esta situación de emergencia humanitaria.

ÁLVARO CÍA y CARMEN LACUNZA

Publicada en Diario de Noticias y Diario de Navarra